Tengo la sensación de que cuanto más conoces a una persona es más difícil hablar de ella. En el caso de Eva no se cumple esta regla.
Cuando me propuso que tenía que escribir sobre ella, sabía perfectamente lo que iba a poner ya que son muchos los años y los momentos, unos para olvidar, muchos, para enmarcarlos, que hemos vivido juntos.
Quizá lo que defina más a Eva es el ser una mujer luchadora y emprendedora. Cuando entró a trabajar en la farmacia, empezó desde abajo, ordenando en los cajones los pedidos que llegaban. Mientras realizaba esa labor, ella no paraba de imaginar los cambios que introduciría en la “botica” para modernizarla y adecuarla a su estilo. Iban pasando los años y ella seguía soñando. Y llegó el momento. La vida, que no le había regalado nada, que le había puesto muchos obstáculos, todos superados con gran entereza, le sonreía. A pesar de los miedos y de la incertidumbre de aquellos tiempos, no dudó ni un segundo. Era por lo que había estudiado y luchado con tesón tantos años. Era su otro gran proyecto de vida, además de su familia.
La farmacia Bayona, lugar de encuentro, de desahogo, de consejos, de confidencias y de esperanza para los vecinos del barrio y amigos pasaba a manos de Eva y optó por dejar el nombre de Farmacia Bayona, en claro homenaje a Emilia y al padre de esta, don Vicente, que animó a su hija a comprar la farmacia en su día.
Desde el primer momento, como persona inteligente y con sentido de la realidad que es, supo conjugar la atención humana y personalizada con los clientes, característica de esta farmacia de casi 100 años, con las últimas innovaciones, propias de los nuevos tiempos. El resultado se puede ver y, sobre todo, se puede sentir al entrar en la farmacia.
Movida por su espíritu de emprendedora, ahora Eva empieza una nueva andadura abriendo la página web de la farmacia. En ella seguirá atendiendo con la misma profesionalidad y atención humana a sus clientes.